Al inicio de las organizaciones el comienzo siempre es difícil debido a que no se esta acostumbrado a la forma de trabajar de las personas, no se conoce del todo los métodos, y en ocasiones el objetivo se alcanza a vislumbrar borroso, existen altibajos en los cuales las personas aprenden el cómo “si” y como “no” hacer el trabajo, hasta que se logra llegar a un ritmo en el que las cosas comienzan a caminar relativamente solas, para llegar a este nivel las personas fueron tomando experiencia y como dice el dicho “el burro no era arisco pero lo hicieron” con esto a lo que me refiero es que los responsables de entregar resultados o las cabezas de las organizaciones se van haciendo de un modo de pensar más cerrado, se dirigen hacia los resultados y ya no tanto hacia los métodos o las alternativas, ya que creen que las cosas así funcionan y de tal modo se deben de quedar, el problema con esto es que el tiempo y la evolución van cobrando sus facturas y lo que no se renueva se muere.
En todas las organizaciones ya estructuradas las innovaciones pueden llegar a verse como pequeños atentados o amenazas a la seguridad que ya se encuentra establecida, las personas que tratan de ser innovadoras pasan a ser relegadas apuestos en donde no llegue a afectar la estabilidad de la organización, dando como resultado apatía, falta de interés, en si se hace casi invisible la creatividad, la espontaneidad y el reconocimiento de logros.
A mí parecer en cada empresa, organización o estructura deben de haber las dos partes, tanto la experiencia de lo que ya conoce que de resultados, como la parte de la innovación, hacer experimentos, tener comunicación, dar oportunidad a innovar, y más que nada conciliar entre los equipos de trabajo, no plantarse en el papel de yo mando y tu obedeces, o en el de este es mi puesto y fuera de mis funciones no tengo porque hacer más, ante todo la disponibilidad y la apertura de mente y de ahí en adelante los resultados pueden ser aún mejores en cualquier parte.
Barajasma
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